
El pasado domingo día 5 de abril salimos a hacer una excursión María, Carmen y yo, por caminos no muy difíciles en la zona de San Mateo. Tras un ratito llegamos a Es Broll, que es uno de esos sitios de Ibiza que si se cuenta no se cree: un pequeño valle encajado entre montes con un arrollo en el fondo y regadíos que datan de la época árabe. Bancales, árboles frutales, el rumor del agua que corre... vamos, la imagen universalmente conocida de Ibiza.




Nunca había visto un cacharro de esos en acción, y lo cierto es que es impresionante. Cada descarga apagaba un foco. No sé lo que cabe en la bolsa, pero no me extrañaría que fueran un par de toneladas de agua, a la que parece que añaden productos que retardantes del fuego.
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Por suerte el incendio no se extendió demasiado y el trabajo de los bomberos, forestales, etc. consiguió evitar la catástrofe.
Al día siguiente supimos que el causante fue un payés en una quema incontrolada de rastrojos. Gente inconsciente. Cosas que no deben suceder.

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